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La alcadesa de Guayaquil dijo “Aquí no hay espacio ni para vivos ni para muertos”

La ciudad ecuatoriana de Guayaquil enfrenta un colapso sanitario y se quedó sin lugar para enfermos y muertos, aseguró Cynthia Viteri. La población sufre como en ninguna otra ciudad de Latinoamérica la fuerza destructora de la pandemia.
MIÉRCOLES 15 DE ABRIL DE 2020

“Los  hospitales y cementerios colapsaron cuando aún falta lo peor. No hay espacio ni para vivos ni para muertos”, dijo su alcaldesa Cynthia Viteri.

En una entrevista con la AFP realizada desde Quito, esta abogada de 54 años, que superó el contagio del nuevo coronavirus, está al frente de la peor emergencia que haya enfrentado este puerto de 2,7 millones de habitantes.

Fue como si estallara “una bomba”, sostiene Viteri. Guayaquil concentra el 71% de los casos detectados, incluidos 369 muertos, desde el 29 de febrero. Y las autoridades esperan en las próximas semanas hasta 3.500 muertes en la provincia de Guayas, de la que esta ciudad es capital.

Viteri, enérgica, no elude responsabilidades por la propagación del nuevo coronavirus, pero tampoco cree que Guayaquil deba ser tratada como “villana”.  Por supuesto que no estamos preparados. Jamás se pensó que eso que veíamos en Wuhan, que caían personas muertas en las calles, iba a pasar jamás aquí.

Guayaquil es el centro de una pandemia que está devastando al mundo entero. ¿Qué pasó con Guayaquil? Que aquí explotó la bomba, aquí llegó el paciente cero, y como era época de vacaciones, viajaron nuestros ecuatorianos al exterior, algunos a Europa, a Estados Unidos, y vinieron las personas nuestras que vivían en Europa.

Y cuando llegaron no hubo ningún control como se debió haber hecho si hubiéramos sabido que esto ya venía por aire. Y la ciudad de Guayaquil sencillamente convulsionó. El sistema sanitario, como era obvio, desbordó, las morgues desbordaron, las funerarias desbordaron.

Aquí no había y no hay espacio ni para vivos ni para muertos. A ese punto es la gravedad de la epidemia en Guayaquil. Nosotros no somos los villanos del mundo. Nosotros somos las víctimas de un virus que llegó por aire.

Aquí, a esta misma ciudad, en 1842, un virus llegó por agua desde Panamá, hubo la fiebre amarilla, y los muertos se enterraban en fosas comunes. Ahora estamos reviviendo algo que ninguno de nosotros, ni quien está hablando, ni mis padres y ni mis abuelos vivieron.

Nadie estaba preparado para esto. Y si alguien me habla de responsabilidades, yo le voy a responder: la responsabilidad es de todos porque nadie esperaba lo que pasó en el Ecuador, ni en Guayaquil mucho menos. Aquí estalló una bomba. Cuando estalla una bomba en un lugar, es en ese lugar donde queda el cráter. Los demás reciben solamente las ondas expansivas de las mismas, pero el cráter quedó en Guayaquil. (Nodal.am)

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