La psicóloga social y cofundadora de la escuela Enrique Pichón Rivere, Mercedes Martorell, detalló por LT9 el trabajo de abordaje psicológico que se desplegó con las víctimas de la inundación de 2003. 

"Un grupo de inundados me regaló un diploma de 'inundada honoraria', algo que a mi me dio mucho orgullo. El involucrarse con la causa de otros hace que sea un 'nosotros' más importante. En ese sentido, el involucramiento personal y de la escuela hizo que nosotros seamos parte de la causa pese a que no nos mojamos directamente", relató la profesional en una nota con Leonardo Botta y Celina Pérez en Dame Radio. 

Martorell recordó que lo primero que se organizó fue un Comité de Salud Mental, en la que participó la escuela de psicología social hasta que algunas organizaciones comenzaron a retirarse a medida que se develaba la responsabilidad del estado en la catástrofe. 

"En un momento estábamos todas las instituciones, pero poco a poco, cuando fue quedando cada vez más clara la responsabilidad del Estado, algunas se retiraron, otras tomaron distancia", recordó. Sin embargo, la Escuela Pichón Riviere siguió participando "siempre al lado de los afectados directos y defendiendo y acompañando sus intereses". 

"Había distintos grupos dentro de la Escuela: podíamos estar con los afectados directamente, trabajando en los barrios; en los foros donde nos invitaban denunciábamos lo que estaba pasando, decíamos que el problema no era solo el agua y que si nos inundamos fue por la corrupción; también asistíamos a las víctimas directas. En la plaza la gente se me acercaba y me contaba las cosas que me pasaba", señaló.

Y agregó: "Mis compañeras y compañeros multiplicaron sus acciones en los Centros de Evacuados, desde llevar alimentos hasta realizar operaciones psicológicas en el término de asistencia. Siempre estuvimos del lado de las víctimas".

Secuelas

Consultada sobre si existen aún secuelas de la tragedia a 19 años de la inundación, Martorell explicó: "Charlar de esto hoy es mantener viva la memoria, pero no como un recuerdo, sino como un compromiso con la Justicia y con la lucha contra la impunidad. Porque en tanto y en cuanto siga la impunidad y los culpables no sean castigados, el daño que se produjo sigue presente". 

"Hay distintas condiciones en las que se encuentran las víctimas. Tengo un grupo de inundados a los que les pregunté de qué quería que hable en esta entrevista. Todos me dijeron que hablara de la impunidad, de cómo la impunidad les rompió sus vidas, y del esfuerzo que tuvieron que hacer para reconstruir sus vidas. Y así y todo no fue una reconstrucción total porque si la impunidad sigue presente, el daño también sigue presente", aseveró. 

Y agregó: "La gente, con mucho esfuerzo, trata de seguir adelante, trata de avanzar y de reconstruir una vida. Pero siempre queda aquello de lo que fuimos objeto, en este caso el daño tan enorme". 

Desde su óptica, el Estado no trató adecuadamente la salud mental de las víctimas. "Es una historia muy larga y muy triste. El Comité de Salud Mental fue derivado los pacientes a los centros de salud. Lo que tendría que haber sido una acción colectiva, fue derivado a lo fragmentario e individual. Pero el daño que se produjo no era individual, sino colectivo con resonancias individuales". 

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