“Lo que pretendemos es brindar una herramienta que nos permita evaluar de manera integral los distintos aspectos que se combinan en una ciudad y que se traducen en calidad teniendo en cuenta la mayor cantidad de factores posibles", comenzó diciendo el arquitecto Marcelo Zárate docente e investigador de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU-UNL), quien además dirige el proyecto que pone énfasis en reconocer "la identidad que tienen los vecinos, porque son ellos quienes brindan los datos clave a partir de los cuales se deben construir políticas urbanas".
El modelo evalúa tres grandes áreas: social, simbólica y física, graficó Zárate. "Es un modelo socio-técnico que integra la evaluación técnica de factores físicos, sociales y simbólicos con la percepción y valoración social de los habitantes. Todo volcado a un original sistema informático basado en inteligencia artificial -crearon el software Interfases-, a través del cual se obtienen las conclusiones y resultados".

El modelo asume que un lugar con mayor nivel de inteligencia sería un barrio con una buena calidad del hábitat, buen ambiente social y una satisfacción residencial aceptable. Por el contrario, un lugar con bajo nivel de inteligencia ambiental sería un barrio con hábitat deficiente, un ambiente social con cierto nivel de conflicto y habitantes con bajo nivel de satisfacción residencial.
La primera experiencia con este novedoso desarrollo se realizó en Barrio Fomento 9 de Julio. “Como es el barrio a donde vivo lo conozco muy bien. Además, desde la Universidad venimos haciendo investigaciones previas en el barrio y tenemos vínculo con las instituciones”, contó el arquitecto y agregó: "Fomento tiene una situación intermedia entre lo que es el centro y el área pericentral. Esto nos permite acceder a información que en otros barrios sería más complicado”.
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