La economía acumulará en agosto cuatro meses de caída y los indicadores que se conozcan de aquí a fin de año seguirán en rojo, con datos negativos para el salario real, para el empleo y para la pobreza, lo que plantea un cuatrimestre final con mayor conflictividad social y grandes desafíos políticos y financieros para el gobierno de Mauricio Macri.
A esta altura, la incertidumbre está alimentada por no saber cuán profunda será la recesión y cuánto durará.
Mientras, las previsiones privadas hablan de una inflación anual de hasta el 35 por ciento y de una caída de entre ocho y 10 puntos del salario, con impacto directo en el consumo.
Si Estados Unidos vuelve a subir su tasa de interés y se produce una nueva salida de capitales, la Argentina podría sufrir una mayor devaluación y más inflación, lo que profundizaría la recesión.
Pero no todos los factores de presión son externos. Entre septiembre y diciembre, vencen Letes por 7.537 millones de dólares y bonos por dos mil millones de dólares. Para llegar bien con el financiamiento hasta fin de año, el ministro apuesta a una renovación de al menos el 40 por ciento de ese paquete. Y quiere sumar el "rollover" de los préstamos de bancos obtenidos en 2017 por unos cuatro mil millones de dólares, señala un informe del diario La Voz de Córdoba.
En tanto, las necesidades financieras de la Argentina para 2019 alcanzan los 70.000 millones de dólares. Casi 40.000 millones están asegurados por el FMI. Hay 20.000 millones de dólares que dependen de las renovaciones de deuda, es decir, del ánimo de los inversores financieros. Y de algún otro lado deberán salir 10.000 millones más.
Esta semana, la gestión Macri y los ministros de Economía de las provincias avanzarán en la cocción de un ajuste de 300 mil millones de pesos para 2019, con afectación de la obra pública. Con el mercado financiero internacional vedado por la suba del riesgo país, el Gobierno buscará llegar con el financiamiento vía ajuste fiscal y devaluación de la moneda.
La historia económica predice lo que ocurrirá: nunca los indicadores socioeconómicos mejoraron en una etapa de ajuste fiscal. Y, en este escenario, la CGT convocó a un plenario de secretarios generales que se desarrollará el miércoles en la sede de La Fraternidad, en Buenos Aires. Con impulso del moyanismo, los gremios del transporte que lidera Juan Carlos Schmid propondrán una huelga general que se realizará antes de fin de septiembre.
Una atmósfera de conflictividad social en ascenso lo empuja a Macri a la necesidad de un acuerdo político con la oposición. Pero en el Gobierno y en el oficialismo no lo ven así. Humberto Schiavoni, presidente del bloque de Senadores del PRO, advierte de que "no hay posibilidad de armar un pacto de gobernabilidad" con la oposición.
Según revela Schiavoni, Macri apelará sólo a la "responsabilidad" de los gobernadores, quienes también deben establecer medidas de contención social y sindical en las provincias. "El Presidente está preocupado, entiende la situación", dijo uno de sus colaboradores más cercanos. Eso explica el giro discursivo, por el que el mandatario habló dos veces en la semana de la causa judicial de los cuadernos. "Toda la plata de la corrupción explica las cosas que nos faltan", dijo.
Los indicadores muestran que la economía cayó 6,7 por ciento en julio, la mayor baja desde 2009. El dólar sube un 80,3 por ciento en un año, y licua los salarios. La inflación va rumbo a superar el 32 por ciento. Sube la pobreza. Y el empleo registrado cae mientras aumenta la informalidad.