Con la ayuda de una técnica de cartografía aérea, un grupo de investigadores descubrió antiguas casas, edificios, obras de defensa y pirámides mayas en las espesas selvas del departamento de Petén, en Guatemala. Esto deja entrever que allí vivían millones de personas más de lo que se pensaba.
Los descubrimientos, que incluyen campos agrícolas de tamaño industrial y canales de irrigación, fueron anunciados el jueves por una alianza de arqueólogos estadounidenses, europeos y guatemaltecos que laboran en conjunto con la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya de Guatemala.
El estudio calcula que aproximadamente 10 millones de personas podrían haber habitado las tierras bajas mayas, lo que significa que posiblemente se requería producir alimentos en forma masiva.
"Eso es dos o tres veces más (habitantes) de lo que la gente decía que había", explicó Marcello A. Canuto, profesor de antropología en la Universidad Tulane, en Nueva Orleans.
Los investigadores usaron una técnica de cartografía conocida como LiDAR (siglas en inglés de Detección y Medición de la Luz), la cual hace rebotar en tierra un rayo láser de emisión pulsada, lo que permite leer los contornos ocultos entre el denso follaje.
Las imágenes revelaron que los mayas alteraron el paisaje en una forma mucho más amplia de lo que se pensaba, ya que en algunas áreas se cultivaba el 95% de la tierra disponible.
"Su agricultura es mucho más intensiva y por lo tanto sostenible de lo que pensábamos, y cultivaban cada pulgada de la tierra", indicó Francisco Estrada Belli, profesor adjunto de investigación en Tulane, e hizo notar que los antiguos mayas drenaban áreas pantanosas que desde entonces no han sido consideradas dignas de ser usadas para la agricultura.
Y las amplias cercas de defensa, sistemas de foso y muralla, y los canales de irrigación, permiten inferir que la fuerza laboral estaba altamente organizada.
"El Estado se involucraba aquí, porque vemos la excavación de amplios canales que le dan una nueva dirección a los flujos naturales del agua", apuntó Thomas Garrison, profesor adjunto de antropología en la Universidad Ithaca de Nueva York.
Los 2.100 kilómetros cuadrados (810 millas cuadradas) de cartografía realizada amplían enormemente el área que se pensaba había sido ocupada intensivamente por los mayas, cuya cultura floreció aproximadamente del 1.000 a.C. al 900 d.C. Sus descendientes aún viven en la región.
Con la cartografía se descubrieron unas 60.000 estructuras individuales, incluidos cuatro centros ceremoniales mayas con plazas y pirámides.
Garrison dijo que este año acudió a la selva con los datos recopilados por medio del LiDAR para buscar uno de los caminos que se encontraron.
"Lo hallé, pero si no hubiera tenido el LiDAR y no hubiera estado al tanto de que eso es lo que era, hubiera pasado caminando justo encima de él debido a lo espeso de la selva", afirmó.
Garrison hizo notar que, a diferencia de otras culturas antiguas cuyos campos, caminos y cobertizos han sido destruidos por generaciones subsecuentes de agricultores, la selva creció sobre los campos y estructuras abandonadas de los mayas, ocultándolas y preservándolas.
"Esta selva, que ha obstaculizado nuestros esfuerzos de descubrimiento durante tanto tiempo, de hecho ha operado como esta magnífica herramienta de conservación del impacto que la cultura tuvo en todo el paisaje", hizo notar Garrison, que trabajó en el proyecto y se especializa en la ciudad de El Zotz, cerca de Tikal.
El LiDAR reveló una estructura entre ambos sitios arqueológicos que anteriormente no había sido detectada y a la que Garrison considera que "no puede dársele ningún otro nombre salvo el de fuerte maya".
"Es esta ciudadela en la cima de la colina que tiene estos sistemas de fosos y murallas… cuando fui allí, una de estas cosas mide nueve metros de altura", señaló.
De alguna forma, las estructuras estaban ocultas a plena vista.
"En cuanto vimos esto todos nos sentimos un poco avergonzados", dijo Canuto con respecto a las imágenes captadas por el LiDAR, "porque estas eran cosas que habían estado ante nuestras narices todo el tiempo".
Fuente: Contexto Tucumán