Lo que parecía un simple amistoso, la revancha del empate 2-2 del jueves pasado (con goles convertidos por Uriel Ojeda y Felipe Esquivel), terminó en escándalo. La selección argentina Sub 15 se probó con Ecuador en el estadio del Emelec, en el umbral del Sudamericano de la categoría, que comenzará el próximo viernes 4 de octubre en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. El local se impuso por 1 a 0, pero el score resultó anecdótico: los dos planteles protagonizaron una verdadera batalla campal, con golpes, patadas y personas sin el uniforme de los elencos mezclados en la gresca.

Las imágenes se hicieron virales 24 horas después de la disputa del pleito. Todo comenzó en una trifulca en la que los dos equipos comenzaron a empujarse y uno de los jugadores de Ecuador, con el dorsal N° 3, le aplicó un golpe en el rostro a uno de los representantes albicelestes. Allí, el árbitro expulsó al agresor, pero la historia no terminó allí.

El duelo siguió áspero y, una vez concluido el tiempo reglamentario, la violencia escaló. Palabra va, palabra viene, se reiniciaron los golpes, con extrema virulencia. Peleas cuerpo a cuerpo y patadas voladoras se confundieron en el césped, mientras los dos cuerpos técnicos (Diego Placente conduce a Argentina) intentaban separar.

El video ofreció escenas dantescas. Como un suplente de Ecuador, que tomó el banderín del córner y lo blandió como lanza para atacar a los visitantes. O personas no uniformadas que se metieron en la batalla y luego saltaron a la platea o fueron corridos por la seguridad. Se trata de una secuencia poco común en los seleccionados argentinos que, como en la época de José Pekerman, bajo la tutela de pupilos suyos como el citado Placente, Pablo Aimar o Bernardo Romeo, apuestan al Fair Play. Pero en el amistoso todo se descontroló.

En el torneo que se iniciará esta semana, Argentina afrontará la primera ronda contra Brasil, Ecuador, Venezuela y Uruguay. Sin dudas, integra lo que popularmente se denomina el Grupo de la Muerte. En consecuencia, volverá a cruzarse con la Tricolor luego del grave incidente en Guayaquil.