El fútbol búlgaro quedó envuelto en un nuevo escándalo tras la polémica imagen captada en la sala de VAR durante el partido entre CSKA Sofía y Lokomotiv Sofía, correspondiente a la jornada 27 de la Liga de Bulgaria, cuando en plena transmisión, las cámaras revelaron que uno de los técnicos encargados de asistir a los árbitros estaba utilizando su celular para ingresar a un sitio de apuestas deportivas.

Este incidente, que rápidamente se viralizó en redes sociales, ha generado indignación y preocupación en el ámbito deportivo.

El Código Ético de la FIFA establece claramente que los árbitros, oficiales y otros involucrados en partidos de fútbol tienen estrictamente prohibido participar, de manera directa o indirecta, en actividades de apuestas relacionadas con el deporte.

Sin embargo, el técnico implicado, aunque no es árbitro, forma parte del grupo que trabaja con la tecnología VAR durante los encuentros, lo que intensifica las sospechas de irregularidades y pone en entredicho la integridad del sistema.

Este hecho ocurre en un contexto donde las apuestas deportivas han estado bajo constante escrutinio.

A nivel mundial, casos como el del exjugador del Milan, Sandro Tonalli, que fue suspendido diez meses, y el del brasileño Lucas Paquetá, actualmente en el West Ham, son ejemplos de sanciones severas por actividades relacionadas con apuestas.

En Argentina, también se registraron incidentes como el de Kevin Lomónaco, figura en Independiente, y acusaciones en categorías del ascenso.

Aunque aún no se han anunciado sanciones oficiales para el técnico involucrado, este caso pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de control y vigilancia en el fútbol, especialmente en áreas tan sensibles como el VAR, donde la transparencia debe ser absoluta.

El desenlace de esta situación podría traer consecuencias importantes para la Liga de Bulgaria y su reputación internacional.