Está tapado en la planta baja del edificio Centinela, la sede de la Gendarmería Nacional en el barrio porteño de Retiro. Es a escala real: tiene las mismas dimensiones que el baño del departamento de la torre Le Parc de Puerto Madero en el que hallaron muerto con un tiro en la cabeza a Alberto Nisman, en la noche del domingo 18 de enero del 2015. Ya está listo para que el equipo de peritos gendarmes comience la reconstrucción del hecho de los últimos minutos de vida del fiscal. Será el ultimo tramo de la investigación antes de la deliberación con las partes, a la que desde hace meses está abocado el equipo interdisciplinario aprobado por la Justicia, y cuyas conclusiones serán elevadas al fiscal Eduardo Taiano, a cargo de la causa, delegada por el juez Julian Ercolini.
Según fuentes judiciales, el informe "será fundamental" para dilucidar si al fiscal de la UFI AMIA, que días antes de su muerte había denunciado a la ex presidenta Cristina Kirchner, lo mataron, si se trató de un suicidio o si fue una muerte inducida. Las conclusiones estarían listas para septiembre, es decir, en medio de la campaña electoral. Pasaron 918 días de la tragedia que conmocionó al país y todavía no hay certezas sobre qué y cómo pasó.
Es la primera imagen -que ilustra la nota- del escenario montado por la Gendarmería en el que la treintena de peritos compuesta por médicos legistas, expertos en criminalística, balística y papiloscopía; entomólogos, técnicos informáticos y acústicos, psicólogos y radiólogos empezará a reconstruir los últimos minutos de Nisman, antes de ser encontrado sobre un charco de sangre en el baño del departamento del piso 13 que alquilaba en Puerto Madero. "Nuevas pericias oficiales sostendrán que a Nisman lo asesinaron", publicó Julio Blanck, uno de los principales editorialistas del diario Clarín, el pasado 28 de mayo. Desde principio de año que la junta interdisciplinaria de la fuerza trabaja con máximo hermetismo en la investigación, a cargo del comandante Orlando Caballero, director de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería Nacional.
La sala principal de trabajo del edificio Centinela donde se acumulan las pruebas fue especialmente reacondicionada. Tiene doble pared y se accede mediante huella dactilar. Allí adentro se acumula documentación, archivos digitales y fotográficos, planimetrías, audios de los sistemas de emergencias médicas y material informático. Solo tienen acceso los especialistas que trabajan en el caso. Hay antecedentes en la fuerza, como la muerte del hijo del ex presidente Carlos Menem, en marzo de 1995.
Los integrantes de la junta interdisciplinaria firmaron un acuerdo de confidencialidad. En la cúpula de la Gendarmería juran que no conocen los avances de las pesquisas. O al menos eso dejan trascender por la extrema sensibilidad de la investigación.
Las etapas del proceso que ya lleva más de cinco meses consistieron en la lectura y el análisis de la causa judicial, la exposición de los peritos que intervinieron en el expediente y la elaboración de las hipótesis, para las que se apeló al material que se acumuló durante estos años. Para la reconstrucción del hecho, detallada anteriormente, se diseñó la réplica del baño que debería ser utilizada en los próximos días. El último paso es la deliberación de los peritos y la posterior elaboración de las conclusiones.
El mes pasado, el magistrado rechazó apartar a los peritos de Gendarmería tras una recusación de Diego Lagomarsino, el especialista en informática que le entregó a Nisman la pistola Beretta 22 que terminó con su vida. El equipo de especialistas tiene permanente contacto con los peritos de las partes. La defensa de Lagomarsino y las querellas, a cargo de la ex mujer del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, y de su madre, mantienen una dura disputa desde los inicios de la investigación. Se agudizó cuando la causa pasó del fuero ordinario a la Justicia federal.
Fuente: Infobae