La crisis de Venezuela logró algo impensable: la unión de casi todos los grandes países de América. En la lectura de una declaración inédita después de una reunión extraordinaria en Lima, 17 cancilleres, entre ellos los principales de la región, hablaron abiertamente de "dictadura" y acordaron "condenar la ruptura del orden democrático en Venezuela y no reconocer a la asamblea nacional constituyente por su carácter ilegítimo y su pleno respaldo a la Asamblea Nacional democráticamente electa". Esto es, estos países no reconocerán ninguna decisión tomada por la Constituyente, incluidos acuerdos económicos. El texto es durísimo, de clara condena a un régimen que creen dictatorial. "Condenamos la violación sistemática de los derechos humanos y las libertades fundamentales, la violencia, la represión y la persecución política y la falta de elecciones libres".