La denuncia de la madre de una adolescente en el País Vasco sobre un posible suicidio colectivo que estaba en preparación, y del que iba a tomar parte su hija, terminó con el allanamiento a una vivienda de la localidad entrerriana de San José, próxima a la ciudad de Colón, donde fue detenido un joven de 17 años que quedó bajo asistencia psiquiátrica. El procedimiento se realizó el 11 de agosto pasado, pero recién trascendió ayer a partir de una información publicada a través de un comunicado de la Ertzaintza (la Policía vasca).
"H.", así fue identificado, tiene 17 años, y vive en la localidad de San José, ubicada 15 kilómetros al oeste de Colón. Desde allí se habría constituido en el líder de un grupo de jóvenes residentes en varios países de Europa y Sudamérica que había pactado un suicidio colectivo, el cual preveían cumplir cerca de fin de año, pero que, por razones que se tratan de establecer, habían adelantado para el 17 de agosto pasado.
Las pesquisas comenzaron el pasado 19 de julio, cuando agentes especialistas de investigación criminal de la Ertzaintza tomaron conocimiento de la llamada al suicidio pactado de un grupo de personas a través de las redes, que en principio iba a tener lugar a finales del presente año. Poco después, los agentes vascos detectaron que el gestor del grupo había adelantado la consumación de los suicidios al 17 de agosto, aniversario al parecer del fallecimiento de una persona allegada suya.
Los rastros en la red
Ante ese descubrimiento, los expertos procedieron a analizar los rastros dejados por el grupo en las redes, para lo que remitieron solicitudes urgentes de información a las distintas empresas suministradoras de servicios de Internet. Esto permitió finalmente identificar al inductor del suicidio colectivo, el cual se encontraba localizado en Argentina.
El factor que más condicionó la investigación de la Ertzaintza, y la actuación de la Justicia argentina, fue la premura por el poco tiempo disponible para localizar al líder del grupo antes de que este consumara sus intenciones, labor para la que contó con la cooperación de las distintas autoridades y agencias de seguridad implicadas en la investigación.
El comisario Héctor Páez, jefe de la Departamental Colón de la Policía de Entre Ríos, señaló en declaraciones a LT14 de Paraná que la investigación comenzó cuando "una madre observó el celular de su hija donde tenía mensajes donde suponía que alguien la estaba alentando a quitarse la vida".
Esta mujer hizo la denuncia ante la Policía del País Vasco que comenzó a rastrear los contactos y las comunicaciones que se realizaban a través de la red social Instagram. Siguiendo el hilo de la investigación llegaron a un persona domiciliada en Argentina, quien parecía ser el líder de ese grupo suicida.
El jefe policial de Colón añadió que "el operativo fue realizado por la Policía Federal y nosotros les prestamos colaboración para el allanamiento que se realizó el viernes 11 de agosto a la tarde, en un domicilio de la zona de San José". Dijo que allí "se secuestraron varios teléfonos celulares, dos tablets y otros elementos más peritados de forma inmediata y remitidos al Juzgado que tiene la causa madre". También confió que "este es un grupo específico de personas que tiene cierto modo de vida parecido y la idea de ellos era alentar a un suicidio para fines de año pero que se había adelantado para el 17 de agosto".
Instigación al suicidio
H. quedó a disposición de la Justicia Federal y la Justicia provincial de Colón, y sería imputado del delito de "instigación al suicidio", aunque no fue arrestado sino que quedó bajo asistencia psiquiátrica.
El caso está en manos del Juzgado de Instrucción Nº1 de Donostia (San Sebastián, España), dirigido por el magistrado Enrique Rodríguez, quien requirió la colaboración en Argentina de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), a cargo de Horacio Azzolin, que fue quien ordenó el operativo en San José.
El joven H. habría sido el inductor del suicidio colectivo y en su habitación, además de materiales informáticos que están siendo investigados, fueron localizados varios cuchillos y cutters así como gasas impregnadas de sangre. El joven fue puesto bajo la tutela de especialistas psiquiátricos.
Entre las personas captadas por el grupo con intenciones suicidas se encontraba una adolescente de la provincia vasca de Guipuzcoa, donde las autoridades locales comenzaron la investigación.
A ambos lados del Atlántico
La operación movilizó tanto a organismos internacionales, como Interpol, órganos judiciales y unidades especializadas de investigación de ambos lados del Atlántico.
La investigación continúa abierta con el objetivo de identificar a la totalidad de las personas implicadas, esclarecer completamente las circunstancias que envuelven el caso y, sobre todo, descartar la existencia de otros grupos que pudieran haber sido creados por el menor con las mismas intenciones.
La policía vasca destacó que si bien los hechos investigados se asemejan a los que habitualmente se engloban bajo el juego conocido como la "Ballena Azul", también orientado a conseguir el suicidio de otras personas, este caso tiene, sin embargo, una diferencia fundamental, como es la no existencia de fases progresivas en las que la víctima se encamina individualmente hacia la muerte.
Aquí, por el contrario, el inductor trataría de lograr el compromiso del grupo para consumar de manera conjunta el suicidio de todos sus integrantes, señalaron los investigadores.
Problemas familiares y bullying
Los seguidores del grupo, unas 1.500 personas, eran incitados a autoflagelarse y estaban siendo convocados por el joven entrerriano a quitarse la vida.
De la investigación surgió que el perfil de los seguidores del grupo eran "adolescentes y jóvenes con problemas familiares y víctimas de bullying escolar". El grupo de Instagram fue iniciado en España y se descubrió debido a la salida de una de las víctimas —la adolescente vasca—, quien aportó datos, chats y capturas de pantalla. Entre los seguidores, mayormente provenientes de Europa, se encontraban cinco argentinos, uno de los cuales es el chico de San José.
Los miembros de la red se conocían, apuntan los investigadores, a través de juegos en red para luego comunicarse a través del chat de la red fotográfica, sin hacer publicaciones grupales a la vista.
Tenían una fecha para quitarse la vida en masa: habían elegido el jueves 17 de agosto y el allanamiento de la Policía Federal también le salvó la vida a H. ya que el joven estaba en la lista de los chicos que habían elegido morir.
Fuente: La Capital