La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, asume este martes de manera formal el cargo con la tarea encomendada de continuar con la 'Cuarta Transformación', así como de hacer frente a los retos endémicos de la sociedad mexicana, como la lucha contra el narcotráfico, o los feminicidios, y todo ello con la alargada estela que deja tras de sí el anterior mandatario, Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum se impuso en unas primarias del partido Morena para ser la candidata que finalmente ganó holgadamente las elecciones presidenciales de junio. Su perfil, más analítico y prudente para muchos, difiere del de su predecesor, a quien se le ha acusado de populista y en ocasiones hasta de paternalista con las mujeres.
"Estoy lista, estoy fuerte, está listo el pueblo de México para iniciar la segunda etapa de la 'Cuarta Transformación' de la vida pública de México", ha afirmado a unas horas de tomar posesión, entre agradecimientos a su antecesor. "Está entre los grandes. Es el mejor presidente que ha tenido este país", ha dicho.
La primera presidenta de la historia de México deberá continuar por la ruta trazada por un López Obrador que deja casi 20 reformas pendientes de su aprobación, entre ellas las de universalizar las pensiones, la salud, la educación, la subida de salarios, o la prohibición del maltrato animal y el comercio de drogas químicas.
Asimismo, deberá hacer frente a los grandes retos a los que durante años se han estado enfrentando las anteriores administraciones con más desatinos que aciertos, como son la inseguridad ciudadana, la lucha contra el narcotráfico y la crisis migratoria, a la espera también, en esta cuestión, de saber quien será el próximo inquilino de la Casa Blanca a partir de enero de 2025.
Sheinbaum tendrá entre manos, por ejemplo, las recientemente aprobadas reformas de seguridad y del poder judicial, esta última no exenta de polémica, en la que se recoge la elección popular de jueces y magistrados y que dejó una inédita huelga entre protestas de quienes advierten del fin de la separación de poderes.
Tampoco ha estado exenta de controversia la reforma de seguridad por la cual la Guardia Nacional pasará a partir de ahora a depender del Ministerio de Defensa, un cambio de paradigma que para sus detractores supone la militarización de un país acostumbrado a los macabros asesinatos de los cárteles del narcotráfico y la violencia de las fuerzas de seguridad.
En el plano económico la propuesta pasa por continuar con el llamado 'modelo humanista' de las políticas públicas, además de su plan para relocalizar los principales sectores del país, construir un centenar de nuevos parques industriales y desarrollar programas sociales para acercar los servicios básicos.
Crisis diplomática con España
La llegada de Sheinbaum también está marcada por la crisis diplomática que se ha creado con España, después de que el rey Felipe VI no fuera invitado a su toma de posesión, aludiendo la parte mexicana a la falta de respeto que habría cometido el monarca al no responder en 2019 a una misiva de López Obrador en la que le conminaba a disculparse en nombre de la Corona por los "agravios" durante la conquista.
Esta ha sido una recurrente demanda de López Obrador durante su mandato y ante la que Sheinbaum ha cerrado filas tras estallar la polémica. "El reconocimiento de los pueblos indígenas es fundamental", ha dicho Sheinbaum, quien confía en que durante su sexenio se logre un nuevo "entendimiento" con España.
Mientras tanto, España no contará con representación oficial en la ceremonia de investidura tras decidir no acudir por no haber sido invitado Felipe VI, a quien López Obrador no perdona el haber dejado su carta sin respuesta.
A pesar de que México tiene una de las legislaciones más avanzadas en cuanto a paridad y son cada vez más las mujeres que ocupan espacios de relevancia, el país continúa padeciendo una alarmante tasa de feminicidios y es profundamente desigual, según destaca Europa Press.
En medio, una Sheinbaum a la que los movimientos feministas le recriminaron su escasa agenda de igualdad durante la campaña, en la que no se abordaron cuestiones clave como el derecho al aborto y está por ver en qué queda su promesa de reformar la ley para reforzar las investigaciones sobre los asesinatos de mujeres.
Sheinbaum tiene la ocasión en estos seis años de distanciarse de un López Obrador al que se ha criticado por su manera a veces de dirigirse hacia las mujeres, en especial las periodistas, por relativizar en ocasiones las cifras sobre las violencias cometidas contra ellas y sus ataques a los movimientos feministas.