— División Noticias LT9
En pocos días más se conocerá el nombre que sucederá a Joe Biden en la presidencia de Estados Unidos. Nicolás Alesso, egresado de la Universidad Católica de Santa Fe como Licenciado en Relaciones Internacionales y actualmente residente en el área metropolitana de la capital estadounidense con actividades académicas y laborales, ofrece su mirada de especialista sobre un proceso caracterizado por una relativa apatía, con la interferencia de las fake news, y con una América Latina que aparece en los discursos de manera indirecta, por el problema migratorio y debido a la creciente influencia china en la región.
¿Cómo vive la sociedad estadounidense estos últimos días de contrapunto demócrata–republicano?
El votante promedio marca un distanciamiento entre la política y sus referentes y los problemas que lo aquejan. Hay un poco de hastío por el tono y la temperatura del debate de campaña. Sobre la perspectiva de adhesiones, hay un país polarizado en un marco histórico caracterizado por el bipartidismo. Todo se va a jugar en los “estados pendulares” donde en los sucesivos comicios se han alternado triunfos demócratas o republicanos. El resto, está más históricamente definido como estados “azules” (mayoría demócrata) o “rojos” (mayoría republicana). Podemos ejemplificar con California y Maryland entre los azules, y con los del sur del país como estados históricamente rojos. Entre los pendulares encontramos fundamentalmente a Pensilvania y Georgia, donde se prevé una elección muy disputada. Como se difundieron varias encuestas, entonces se saca un promedio de puntos porcentuales de intención de voto. Las diferencias son exiguas, y no alcanzan el porcentaje tomado técnicamente como margen de error. Tampoco aparece claro qué escenario de nivel de participación pueda ser más favorable a cualquiera de las dos propuestas. Pienso que la polarización es constante aunque baje, se mantenga o suba el porcentaje de votantes respecto de los comicios presidenciales anteriores. Por eso, nadie se anima a vaticinar seriamente el resultado, se va a definir por márgenes estrechos.
¿Cómo influyen las fake news en la campaña?
Es un ambiente electoral donde creció la circulación de noticias falsas, se vio mucho con la temporada de huracanes. Con Helene y con Milton, se ha llegado a decir que la FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) estaba desfinanciada por el desvío de fondos a programas destinados a la migración ilegal, lo cual no fue respaldado por ningún documento que avale el rumor. Pero la circulación de esa falsedad, llegó a ocasionar inconvenientes a los socorristas que actuaron en las zonas más afectadas por los fenómenos meteorológicos. También surgieron falsas noticias con rumores inverosímiles al extremo, como por ejemplo que el gobierno controlaba los huracanes y los tornados a través de un proyecto atmosférico de una universidad. Ese tipo de contenido pernicioso circuló especialmente por blogs, TikTok, y Telegram. Con la falsa noticia sobre el control estatal de los desastres naturales, los mentores traspasaron una línea que no se había cruzado en campañas anteriores. El problema mayor, es que hasta surgieron amenazas contra meteorólogos que se esforzaron en explicar la intensidad de los fenómenos y las medidas convenientes para atenuar las consecuencias personales. Hay una vinculación entre los grupos que amenazaron a especialistas, con una corriente negacionista del cambio climático.
¿Cuáles son los puntos débiles y los puntos fuertes de cada candidato?
A Donald Trump le juegan en contra su retórica y su estilo de constante confrontación. También los casos de corrupción, y los juicios que afronta, por ejemplo, por esconder información clasificada en su propiedad después de haber completado su mandato. Hay que sumar como antecedente negativo, las sospechas de su influencia en el ataque al Capitolio del 6 enero del año 2021. Por otro lado, su postura conservadora sobre una amplia variedad de temas sociales, sostiene y hasta consolida un núcleo de votantes inamovible. Del lado de Kamala Harris, la candidata enfrenta el dilema de ser la vicepresidenta en ejercicio, debiendo cuidar la imagen de la administración que concluye. Al estar identificada con el actual período, la afectan las cuestiones vinculadas a la inmigración y a la inflación que llegó a un pico (anual) del 9% en 2022. Actualmente, un sector del electorado percibe que su propuesta no define un programa económico consistente. En cuanto a apoyos, su postura liberal, en contraste con la de Trump, afianza el acompañamiento del voto que se enfoca en los derechos reivindicados por el feminismo o las organizaciones ambientalistas.
¿Qué lugar va ocupar Latinoamérica con el próximo gobierno?
En primer lugar, Estados Unidos se relaciona con toda la región desde su premisa de contención de la inmigración ilegal. Con la administración Biden, hay programas que se implementan en países de Centroamérica para buscar contener la salida de migrantes, porque hay un ala del gobierno que entiende que el cierre de la frontera con México no es suficiente ante una realidad que marca una porosidad provocada por bandas de trata de personas que articulan con el narcotráfico. En medio de ese flagelo con el cual las organizaciones criminales se financian, hay víctimas de secuestro, esclavitud, violaciones, crímenes y desapariciones. El gobierno demócrata impulsó atacar el problema en el origen de las caravanas migratorias que parten hacia México con la expectativa final de poder atravesar la frontera. Trump, en cambio, promete lisa y llanamente una deportación masiva de personas indocumentadas. En resumen, no es que América Latina no importe a la política exterior estadounidense, pero el interés se dirige especialmente al problema migratorio. También, hay un interés indirecto, concebido desde la competencia instalada con China, y a partir de la creciente influencia que el gigante asiático busca ejercer en la región. En lo estrictamente comercial, gane quien gane, el próximo gobierno mantendrá el interés por el intercambio con México y Brasil, como dos de las principales contrapartes latinoamericanas.