— División Noticias LT9
La incesante búsqueda por la paz por parte de la ONU, se ve actualmente desafiada por la multiplicación de conflictos que se prolongan en el tiempo. Ucrania, Rusia, Israel, Gaza, Líbano, Yemen, Siria, Irán, Corea del Norte y la creciente presión de China sobre Taiwán, constituyen demasiados “puntos calientes” que amenazan con una espiralización militar en medio de la cual –en vez de desecharse categóricamente– la amenaza de utilización de armamento nuclear vuelve a conmover a las principales iniciativas de pacificación. Para el analista internacional, doctor en Relaciones Internacionales y becario posdoctoral del CONICET, Gonzalo Fiore Viani, asistimos a un “frágil equilibrio” entre el intento por una desescalada militarmente controlada y una catástrofe.
¿Por qué en los conflictos bélicos en curso empiezan a entrecruzarse múltiples tensiones internacionales?
El conflicto se viene expandiendo cada vez más. Haciendo un poco de historia reciente, esto empezó el 7 de octubre del año pasado cuando Hamas atacó a Israel, que respondió militarmente dando inicio a una escalada que involucró a Líbano, Yemen, y ahora a Irán. En otros países como el caso de Siria el tema está latente. Con respecto a Irán, parecieran ser ataques de Israel controlados, lo que remite al concepto de relaciones internacionales de “escalar para desescalar”, que se interpreta como un ataque en lugares muy localizados para satisfacer una demanda inicial de represalia, pero pensando en la posibilidad aunque sea mínima, de presionar o establecer algún contacto. Eso pareció –hasta ahora– tanto el posicionamiento de Irán como el de Israel. El problema es el equilibrio extremadamente frágil con el que se transita, debido a que un mínimo movimiento de una de las partes que se corra de esta “escalada controlada” puede desatar una catástrofe. Los países directamente o indirectamente involucrados en el conflicto son cada vez más. No obstante, hay que aclarar que Estados Unidos no apoyó el último ataque a Teherán temiendo una guerra a gran escala. En el tipo de respuesta, creo que se advierte una presión de Estados Unidos que no quiere subir el conflicto a otro nivel, teniendo en cuenta el escenario de catástrofe humanitaria que ya golpea a Gaza y al sur de Líbano. Washington busca evitar un conflicto abierto entre los distintos países que conforman Medio Oriente.
Teniendo en cuenta los escenarios de Ucrania, Gaza, Líbano, Irán, y por otra parte Taiwán, ¿hay un riesgo mayor de vinculación de cuestiones?
Claramente estamos en un contexto internacional multipolar, en el que Rusia, China, India y Brasil, tienen un peso mayor al que ostentaban hasta hace un tiempo. Eso se vio en la reciente cumbre de los BRICS en Kazán (Rusia). Entre esos países se van dando alianzas para compensar sobre todo la influencia estadounidense en las regiones en conflicto. Un ejemplo es que Rusia se vio forzado a robustecer la relación con China, especialmente luego de las sanciones económicas recibidas por la invasión a Ucrania. Sobre el tema Taiwán, es cierto que las presiones chinas son cada vez mayores, sumado a la preocupación en torno al mar de China meridional donde Estados Unidos tiene intereses. Además se debe tener presente la constante tensión entre Corea del Norte y Corea del Sur. Si bien Medio Oriente es el conflicto “más caliente” si se quiere, tenemos otros focos de preocupación para el corto o mediano plazo. Volviendo a los BRICS, el grupo surgió como un contrapeso a la UE y a los EE.UU., con objetivos comerciales pero también monetarios, buscando “desdolarizar” progresivamente el comercio al menos entre ese conjunto de países. Esto le sirve a Rusia para sortear las sanciones. Hay que tener en cuenta que BRICS representa más del 30 por ciento de la población mundial, más del 40 por ciento del territorio total, dos terceras partes del comercio internacional y gran parte del producto bruto mundial. Putin lo quiere hacer valer, la gran pregunta es si los objetivos de los BRICS, más allá del comercio, y de la incorporación de su Banco, incluirán en un futuro la cuestión de las alianzas militares.
En ese contexto, ¿agrega incertidumbre el clima pre–electoral en Estados Unidos por tratarse de un país percibido como un jugador de tanto peso en política exterior?
Así es (en medio del delicado escenario de incertidumbre global) están las elecciones en Estados Unidos, que se presentan como de muy difícil pronóstico por el sistema de Colegio Electoral y por la paridad que las encuestas señalan sobre el nivel de intención de voto para Harris o Trump. Allí habrá que ver los seis o siete estados clave, que son aquellos que suelen alternar elecciones demócratas y republicanas. En los últimos días daría la sensación que el candidato republicano logró afirmar un poco más su campaña. Tras el 5 de noviembre, se reconducirá el entramado de negociaciones, apoyos y presiones por parte de Washington.