— División Noticias LT9
Un estudio realizado por la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro evidenció elevada presencia de arsénico en el agua de al menos doce provincias.
Si bien esta situación afecta a alrededor de 17 millones de argentinos y argentinas, generalmente suele ser subestimada por las autoridades gubernamentales, escenario que se complejiza en medio de un gobierno negacionista en términos ambientales.
En exclusivo por LT9, el responsable del Programa de Medio Ambiente y Salud de la UNR, Alejandro Oliva, compartió detalles del informe. Primeramente, el investigador especificó que el 90% del arsénico que está en las redes de consumo "es natural", es decir, proviene de la fricción de las rocas -sobre todo de la volcánica- en los acuíferos. Mientras que el 10% restante, "corresponde a la actividad humana: minería, tratamiento de madera e insecticidas artesanales, que ya prácticamente quedaron fuera de uso".
De esta manera, el arsénico llega a las napas lugar del que generalmente -hay ciudades y zonas que toman el agua de los ríos que no tienen arsénico- se toma el agua para abastecer a las poblaciones.
El mayor conflicto de Argentina en torno arsénico, según explicó Oliva, se encuentra vinculado a el código alimentario argentino, este "permite aguas con 50 microgramos de arsénico por litro", pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 2006 el límite en 10 microgramos, porque de "10 a 50 están la mayoría de las asociaciones con las enfermedades importantes como cáncer, anomalías congénitas, Alzheimer, cáncer infantil y otras que están en discusión, como diabetes y enfermedades cardiovasculares".
Argentina, en ese momento, adhirió a la misma normativa que Estados Unidos y Europa, en relación a la cantidad de microgramos de arsénico tolerables por litro de agua, sin embargo, las comunas plantearon un serio inconveniente: "remover el arsénico con la vieja metodología de ósmosis inversa, es muy caro, consume mucha electricidad y queda el remanente arsénico que después hay que destruir". Bajo el planteo de las comunas, "el gobierno decidió volver a ese corte de 50 microgramos" hasta tanto se aclarara cómo podía estar implicado en la problemáticas mencionadas anteriormente.
En cuanto al trabajo de investigación, Oliva narro: "lo que nosotros hicimos a partir de un proyecto que hace unos años desarrollamos para el Ministerio de Salud de la Nación sobre malformaciones, fue buscar bibliografía sobre arsénico que estuviera publicada con metodología seria, con el corte de 10 y que fuera representativa de cada provincia argentina para poder analizar si se correlacionan o no con malformaciones".
Durante el proceso, este grupo de investigadores, encontraron información sobre 12 provincias información "que es la que hemos procesado y que va a salir en los próximos días publicada después de una exhausta revisión, porque es un tema muy delicado, que necesitó la revisión de expertos internacionales".
A modo de síntesis, para comprender la problemática dentro del mapeo del territorio argentino, Oliva aseguró que "el 50% de las provincias, que equivale al 70% de la población, está expuesta a altos consumos de arsénico en el agua", y en esta línea remarcó además la presencia de agrotóxicos que según los últimos trabajos, particularmente trabajos que se están haciendo en la Universidad del Litoral, "evidenciaron que se sinergizan entre ellos -arsénico y agrotóxicos-, es decir, se potencian porque se reactivan ambas partes, el problema es muy serio, es una epidemia".
Finalmente, consultado sobre qué se puede hacer en este panorama de arsénico y potenciado por los agrotóxicos, el investigador sostuvo que es fundamental remover el arsénico, para lo que planteó dos posibles soluciones: la primera consiste en "poner acueductos en serio, independientemente del costo" y la otra es remover de cada una de las comunas el arsénico, para esto destacó la existencia de metodologías más económicas que la osmosis inversa.
Además, remarcó la urgente necesidad de "poner a funcionar con carácter de obligatorio la vigilancia de la calidad de agua".
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