Giovanni Angelo Becciu, uno de los cardenales más influyentes de la Iglesia Católica hasta su destitución en 2020, optó por no participar en el cónclave programado para el 7 de mayo de 2025, en el que se elegirá al nuevo Papa. Esta decisión llega después de que el Papa Francisco le notificara formalmente su exclusión, ratificando las decisiones previas relacionadas con su condena por malversación de fondos y abuso de poder.
Becciu fue previamente señalado en un escándalo financiero relacionado con una inversión fallida en Londres, lo que llevó a su destitución y a la pérdida de sus derechos cardenalicios. A pesar de su condena, Becciu ha mantenido su inocencia y continúa apelando la sentencia, señalando posibles irregularidades en el proceso judicial.
Su renuncia a participar en el cónclave refleja el deseo de evitar controversias y contribuir a la unidad del Colegio Cardenalicio en un momento crucial para la Iglesia.
El cónclave, que se llevará a cabo a principios de mayo, será clave para el futuro de la institución religiosa, y su desarrollo será seguido de cerca por católicos y observadores del Vaticano alrededor del mundo.
Becciu había manifestado su intención de asistir, pero ante la presión del Vaticano y la confirmación oficial de su exclusión, finalmente optó por retirarse "por el bien de la Iglesia", dejando el camino libre para los demás cardenales que participarán en el proceso.