A 22 años de la peor catástrofe hídrica que vivió la ciudad de Santa Fe, el testimonio de Omar Panigo, ex presidente comunal de Emilia, rescata uno de los costados menos conocidos pero más conmovedores de aquel drama: la respuesta solidaria de los pueblos vecinos, como Emilia, que recibieron a los evacuados de localidades anegadas como Recreo.
"Nos agarró un poco por sorpresa" comenzó recordando Panigo en diálogo exclusivo con la Nueva Nueva, y continúo: "Empezamos a movernos desde la comuna con el apoyo de la escuela agrotécnica, el Club Colón, la parroquia, el SAMCo, los jubilados todo el pueblo se puso a trabajar para recibir a la gente de Recreo que se había inundado".
La escuela agrotécnica de Emilia se transformó en centro de evacuación. Las y los vecinos donaban alimentos, ropa e incluso compartían momentos con las y los afectados. Pero no fue solo asistencia: también hubo un gesto poderoso de integración entre los damnificados y los locales.
"Les dije: ‘¿Qué les parece si colaboran con el pueblo?’ Salieron a barrer las calles, a limpiar los cordones. Fue muy emocionante. Se trabajaba de otra manera, la gente, con un corazón grande, salía a ayudar incluso en medio del dolor" rememoró Panigo.
A lo largo de los días, Omar se convirtió en una fuente clave para las y los santafesinos. Medía a diario el nivel del agua en Emilia, y esos datos se difundían por radio, "tenía un palito, me acuerdo, y medía cuánto bajaba. A veces eran dos o tres centímetros. La gente de Santa Fe estaba muy pendiente. Yo trataba de ser un poquito más optimista” recordó.
El pueblo también organizó un comité de crisis y, junto a voluntarios y autoridades provinciales, lograron sostener una estructura de asistencia eficaz, "nos quedábamos hasta la 1 o 2 de la mañana organizando todo. Había entre 50 y 80 evacuados, y no era fácil, pero la gente ayudó muchísimo", destacó.
Consultado sobre la magnitud del fenómeno, Panigo fue categórico: "Tengo 68 años y nunca vi semejante cantidad de agua. Ni la gente grande se animaba a decir si esta había sido más grande que las anteriores. No había punto de comparación"
Dos décadas después, su relato pone en valor el tejido solidario que se tejió en medio de la tragedia. Un recuerdo necesario, no solo para hacer memoria, sino también para honrar el coraje silencioso de tantas personas comunes que hicieron lo que pudieron, y mucho más.