Luego de un 2017 en el que el consumo de vino tocó los 20,3 litros per cápita, anotando así el nivel más bajo del que se tenga registro, según la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), las cifras de abril no hacen más que confirmar la tendencia bajista.
De acuerdo con la entidad, el mes pasado las bodegas despacharon al mercado interno 650.450 hectolitros de vino, lo que implicó una caída del 3,3% respecto del mismo mes de 2017.
La mayor contracción la sufrieron los vinos gasificados, con un derrumbe superior al 28 por ciento. También están padeciendo la actual coyuntura los espumantes (caída del 13%) y luego los vinos sin mención varietal, que son los de menor precio, con una baja general del 4,3 por ciento. Dentro de esta categoría, los que más cayeron fueron los blancos, de la mano de un desplome del 20 por ciento. En tanto que los tintos experimentaron una leve suba del 2,4 por ciento.
Los varietales (los que en la etiqueta indican la cepa con la que están elaborados y que se ubican en un segmento de precios mayor) zafaron de la caída generalizada, con un incremento del 2,7% en el volumen despachado al mercado doméstico.
En base a estas cifras, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó que el primer cuatrimestre culminó con una caída de 1,6% en los volúmenes de vino comercializados en el mercado interno.
Puesto en cifras, esto significó que entre enero y abril se vendieron 3,9 millones de litros menos respecto del mismo período de 2017.
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