El padre Ignacio Peries se enfrenta por estas horas a las jornadas más extenuantes de su misión pastoral. Estará una vez más al frente del cada vez más masivo Vía Crucis, que se desarrollará mañana por las calles del barrio Rucci. Anoche convocó a los fieles a que asistan con "fe" y dispuestos a "descargar el peso de la vida".
En tiempos de grieta y divisiones de todo tipo, el magnético cura de Sri Lanka aseguró que los fieles irán a la peregrinación en busca de "paz interior", la misma sensación desde hace 40 años. Y dijo que es justamente eso lo que hoy más evidencian quienes fueron acercándose a la iglesia en los últimos días de Cuaresma.
En efecto, la masiva presencia de asistentes a la misa del último Domingo de Ramos lo llevó a expresar que espera que se desarrolle mañana uno de los Vía Crucis más imponentes de los últimos años.
Por lo demás, está tranquilo respecto de la organización que, habida cuenta de la multitud esperada, podría generarle tensiones a cualquiera. "Los colaboradores son los mismos desde hace décadas", repitió. ¿Por qué ponerse nervioso? Sin embargo, sumó un dato que al mismo sacerdote lo sorprendió. En la misa del miércoles por la noche se presentó una gran cantidad de interesados en ayudar en el encuentro masivo de mañana, que "nunca" habían participado antes.
De este modo, se prevé que haya más de 1.500 colaboradores de la parroquia del barrio, además de los agentes municipales y policiales. Serán personas que custodiarán el desarrollo del tradicional encuentro, además del ingreso y, fundamentalmente, el egreso del público.
En su charla con este diario, en un alto de sus intensas actividades, Ignacio contó que en las últimas jornadas observó la presencia de personas que "antes no creía y ahora decidieron abrir su corazón".
Y sobre el Domingo de Ramos, destacó entusiasmado que "el momento de las bendiciones duró una hora y 20 minutos, tanto en el encuentro de la mañana como en el de la noche". La diferencia es notable. Durante años anteriores, Peries no tardaba más de cuarenta minutos en el desarrollo de esos encuentros bien cercanos al final de la misa.
Como todos los años, una vez que finalice la recorrida por las 14 estaciones del emblemático Camino de la Cruz, Ignacio expresará un mensaje ante los miles de presentes. Hablará de que "Dios no necesita de sacrificios ni siquiera de limosnas. Necesita de los corazones de los hombres convertidos, buscando el perdón y la paz".
Fuente: La Capital