Venezuela se mantiene al frente de las estadísticas negativas, tanto sociales como económicas, cuando sólo queda un día para que la oposición abra los "puntos soberanos" que medirán la repulsa del país frente al proceso constituyente puesto en marcha por el presidente Nicolás Maduro para atornillarse en el poder.

Las últimas cifras, más allá de la inflación disparada (que según analistas rondará 1000% al final del año) y de la caída del PBI (entre -6,7% y -10% en 2017), fueron aportadas ayer por la Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados: las solicitudes de asilo de venezolanos en el mundo se disparó de 27.000 en 2016 a 50.000 en el primer semestre de este año. Estados Unidos (18.300), Brasil (12.690) y Perú (4453) encabezan este listado.

Naciones Unidas no sólo dio ayer su alerta ante un éxodo masivo, del que estas cifras son la punta del iceberg. Antonio Guterres, su secretario general, realizó un llamamiento a las dos bandos en conflicto: "Es urgente una concertación nacional entre gobierno y oposición... No habrá solución si se pretende imponer una salida".

La ONU también se puso ayer al frente de los países que reclaman a Caracas que no impida el plebiscito convocado por el Parlamento para mañana y que respete los deseos de quienes quieren participar.

Hasta Luisa Ortega, la fiscal rebelde, adelantó su voluntad de votar sí a la primera pregunta, en rechazo a la Asamblea Constituyente.

"Tenemos reservas con las preguntas 2 y 3, pero sí vamos a votar contra la Constituyente y hago un llamado a todos los venezolanos para que vayan a votar también", reveló el diputado chavista Germán Ferrer, marido de Ortega. Otros dirigentes del chavismo crítico también anunciaron que ejercerán su derecho al voto, la mayoría apostando sólo por la primera pregunta.

"Contra más represión, más van a salir el domingo", concluyó el líder opositor, al tanto de que cientos de miles de venezolanos pretenden informar al resto del país, a través de las redes sociales, con fotografías y videos de lo que pase el domingo. Radio Bemba a tope, como dicen en el Caribe.

Fuente: La Nación