María Fuentes, vicedirectora del del Centro de Educación Complementaria (C.E.C.) Nº 801 de la localidad bonaerense de Moreno donde da clases Corina de Bonis habló con La Pulpo sobre el terrible suceso que le tocó vivir a su compañera.
La maestra de 47 años declaró que cuando salía de la escuela caminando fue interceptada por un auto, momento en el cual descendieron dos sujetos, le dieron un golpe en el estómago, le cubrieron la cabeza con una bolsa y la forzaron a entrar al vehículo. Una vez dentro la volvieron a golpear en el tórax y le escribieron con un elemento punzante en el abdomen 'ollas no', para luego la tirarla a la calle.
La referencia mafiosa a las ollas se debe a que Corina participaba de las ollas populares que se realizaban en el barrio y ya había recibido amenazas por este motivo.
"Nuestra compañera está bien que es lo más importante", comenzó diciendo María Fuentes en el aire de LT9. "Físicamente está bien, sus heridas no son importantes. Es más importante lo psicológico y lo traumático de la situación", agregó.
Consultada acerca de si cuentan con algún indicio o sospecha sobre de qué sector pudo haber venido esta intimidación, la vicedirectora señaló que "no tenemos idea. Si la tuviese lo buscaría, lo sentaría en frente y le diría 'aclaremos tu postura'".
Asimismo contó que en Moreno, partido de la provincia de Buenos Aires, desde el 2 de agosto no se dictan clases. "Tenemos suspensión de clases a partir de la explosión y la muerte de dos compañeros dentro de una escuela por una pérdida de gas". Se trata de la vicedirectora de la escuela Nicolás Avellaneda, Sandra Calamaro, y al auxiliar del mismo establecimiento, Rubén Rodríguez, ambos víctimas de la detonación ocurrida ese mismo día.
"Eso cambió la vida en Moreno porque todas las escuelas estábamos iguales, podíamos haber sido cualquiera de nosotros. Esto creó una toma de consciencia del estado lamentable de las escuelas y por eso dijimos 'nunca más'", explicó
Además, dijo que si bien se suspendieron las clases, se aseguró la continuidad pedagógica: "Seguíamos manteniendo contacto con los alumnos y las familias, dábamos actividades para realizar en conjunto tanto sea en el hogar o en pequeños grupos hasta que tuviésemos la seguridad de que estábamos en condiciones de ser habitadas las escuelas, a ese grado llegamos".
En ese marco de negociación con las autoridades de la provincia "había la necesidad de seguir dando de comer" a los alumnos ya que una las actividades pedagógicas del centro complementario es el almuerzo explicó la vicedirectora del CEC. "Esto de sacar la comida a la calle se transformó en una olla popular porque los vecinos nos iba acercado donaciones para que lo sigamos haciendo. Nosotros utilizamos lo que nos había enviado el servicio alimentario pero después, al no haber clases, tampoco nos entregaban comida", detalló.
"Empezamos a atender a nuestros alumnos y a la gente que se ponía en la fila. La olla se convierte en una olla comunitaria y se adueña de la situación. En este adueñarse llegaron ciertas amenazas, en un promedio de una por semana, cada vez más virulentas, y en un momento decidimos suspenderla por protección", comentó respecto al inicio de las comidas populares que realizaban los docentes con la ayuda de los vecinos.
"Pero la comunidad, padres y vecinos, se hicieron cargo de la olla. Nosotros fuimos facilitando la mercadería. Y se ve que eso siguió molestando más. Hasta que ayer a la tarde cuando nos ibamos interceptan a esta compañera, la suben a un auto, le ponen una capucha en la cabeza, la golpean, la castigan y la tiran del auto", resumió sobre el violento hecho.
"Si el Estado hubiese contestado en tiempo y forma, si las obras si hubieran hecho, nosotros tendríamos a los chicos dentro de la escuela y no habría necesidad de hacer todo esto. Las respuestas son muy lentas y en esta lentitud surgen estas situaciones", concluyó.