El empleo registrado en las fábricas mostró su peor performance en junio pasado cuando despidieron a casi 6 mil trabajadores, lo que significó la peor caída desde el piso que había tocado en mayo del 2016. La contracción de la actividad, que en julio fue de 4,4% negativa en la comparación interanual, explicó la crisis laboral aunque se trató solamente de la antesala a los peores registros de la producción nacional que se anunciaron para el segundo semestre de este año y que ya se registran con mayor reducción e incluso cierre de plantas.

De acuerdo al informe que difundió la Unión Industrial Argentina (UIA), "el empleo registrado en el sector manufacturero presentó en junio 2018 (último dato disponible) una caída mensual de -0,5% con respecto al mes anterior (-5.834 puestos de trabajo) siendo el séptimo mes consecutivo de caída intermensual y la baja más pronunciada desde mayo de 2016".

El detalle del trabajo del Centro de Estudios (CEU) de la UIA mostró que "a su vez, el empleo registrado privado presentó una caída intermensual de -0,2%, explicado principalmente por la menor actividad industrial y de la construcción".

En el detalle, la industria registró 25.051 trabajadores formales menos que en el mismo mes del año pasado, y el acumulado desde 2016 trepó a las 55.716 reducciones, lo que significó una contracción del 4,6%. Otra fue la situación de todo el sector privado, que en su conjunto incrementó en el sexto mes del año 29.587 puestos de trabajo en términos interanuales, "debido fundamentalmente a la creación de empleo en construcción (+16.898), y actividades inmobiliarias (+9.365)".

La crisis del empleo se vio reflejada no sólo en la reducción de la plantilla de las empresas sino también en el cierre de fábricas que generó una honda preocupación entre empresarios y autoridades provinciales, como el caso de Santa Fe. E incluso en Córdoba, en donde la expectativa de caída de la actividad descendió de manera progresiva, en concordancia con la suba de las probabilidades de despido (ver nota).

La situación relevada en junio pasado no tuvo el impacto de la mayor recesión industrial, que el propio Gobierno adelantó que será en mayor intensidad hasta diciembre próximo, con niveles de retracción que se registraron en agosto y en lo que va de septiembre. Según la UIA, "en los primeros siete meses del año, la actividad manufacturera acumuló una caída del -0,3%".

"La baja del mes de julio fue generalizada para casi todos los sectores. Ocho de los doce rubros analizados presentaron caídas. Entre ellas se destacó el bajo desempeño del rubro químico y petroquímico (-18%), explicado por la parada programada de la principal planta de producción petroquímica del país y las caídas en las ventas minoristas de medicamentos (-2,5%)", destacó el CEU.

La caída en desgracia de la obra pública contribuyó a los magros números fabriles. Sucede que la producción de minerales no metálicos cayó -6,9% en julio respecto al mismo mes del año anterior, acumulado una suba de +5,3% interanual en los primeros siete meses del año. "Respecto de los sub-rubros que lo componen, los despachos de cemento Portland cayeron -5,6% en julio en términos interanuales, y la producción de insumos, materiales y productos utilizados en la construcción cayó -7,5% con respecto al año anterior", destacó el informe.

También presentaron resultados interanuales negativos los rubros edición e impresión (-3,2%), con las mayores caídas en packaging; y metalmecánica (-2,1%), explicado fundamentalmente por caídas en la producción de maquinaria agrícola, de equipos y aparatos eléctricos y de autopartes; y el sector textil. Por su parte, el sector de alimentos y bebidas presentó una baja (-3,6%), aunque si se descuenta el efecto de la producción de aceites se produjo un incremento del +3,3%.

Los bloques que contrarrestaron la caída fueron metales básicos (+14,6%) y automotriz (+8,6%),