Para la Argentina, el primer tiempo ante Chile en el partido por el tercer puesto de la Copa América venía de maravillas, con dos goles y casi sin sufrir por avances chilenos. Era triunfo, buen juego, eficacia y despliegue. Al promediar esa etapa, ya había habido, sí, un encontronazo entre varios jugadores. Hasta el gran golpe, en los minutos finales: Lionel Messi expulsado por agredirse mutuamente con Gary Medel.
Messi fue expulsado por segunda vez en el seleccionado mayor. En su partido inaugural con la camiseta albiceleste, con Hungría en 2006, la Pulga había visto la tarjeta roja. Ahora, 135 encuentros después, volvió a tener que irse antes de tiempo al vestuario. Son las únicas de su carrera como profesional. En Barcelona, Leo no sufrió ninguna expulsión en 687 juegos, por múltiples torneos.
De todas maneras, otros partidos con Chile han generado una sensibilidad especial en Messi. En la Copa América 2016, en los Estados Unidos, el crack rosarino había renunciado al seleccionado luego de perder la final por penales. Y en marzo de 2017, cuando ya había regresado al equipo, insultó a un asistente luego de un partido por eliminatorias que la Argentina le terminaba de ganar a los chilenos y fue informado. Consecuencia de ello, la FIFA sancionó por cuatro partidos a Messi, que finalmente cumplió una fecha -ante Bolivia- y luego obtuvo una amnistía, tras una presentación de la AFA.