En la noche de este martes, el Monumento Nacional a la Bandera se iluminó con los colores del Vaticano para despedir al papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años. La torre central lució franjas verticales blancas y amarillas, replicando los tonos de la bandera vaticana: el blanco representa la Gracia de Cristo, y el amarillo, las llaves de San Pedro, símbolo de la autoridad papal.
Con este gesto, Rosario se sumó al homenaje global al Sumo Pontífice, que ya había tenido lugar en el Obelisco porteño con la proyección del rostro de Jorge Bergoglio y su emblemática frase: “Recen por mí”.
En todo el mundo, los grandes monumentos rindieron tributo al papa argentino. La Torre Eiffel se apagó antes de lo habitual, el puente de la bahía de Sidney colgó la bandera vaticana a media asta, y edificios como el Empire State en Nueva York también se tiñeron de blanco y dorado.